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1490, 1511, Bernardo de Claraval, Caballería, Capella de Ministrers, Cervantes, Constatinopla, Felipe el Hermoso, Idioma Valenciano, Joanot Martorell, Juan de Salisbury, Marti Joan de Galba, Orden del Temple, Ramón Llul, San Jorge, Tirant lo Blanch, Tirante el Blanco
A lo largo de la plena Edad Media, tanto autores españoles como extranjeros (principalmente franceses o de habla francesa) habían tratado de definir y concretar los aspectos formales de la mentalidad y la actividad caballerescas. Sería así al menos desde el Livre des manières, compuesto por el obispo de Lisieux Étienne de Fougères a finales del siglo XII y que plantea un primer tratamiento teórico de la condición caballeresca, dotándola de un bagaje social y cultural, y asimilando su función principal como buen eclesiástico a la defensa de la santa Iglesia. Sobre estos valores abundaría San Bernardo de Clairvaux (Claraval) con su más que conocido De laude novae militiae, escrito en alabanza del Temple cuando aún estaban muy lejanas las hogueras que consumirían al gran maestre de la orden y a varios de sus principales caballeros por orden del rey de Francia Felipe el Hermoso. También Juan de Salisbury, que recordaría en su Policraticus la importancia de la formación guerrera de los jóvenes y de la disciplina, todos ellos, y muchos más, coinciden en enumerar buena parte de los elementos que se convertirían en los rasgos canónicos del oficio caballeresco, como la dedicación de sus componentes a las hazañas épicas. Pero su fondo es mucho más profundo de lo que quizás pueda parecer en un principio: la caballería, según Llull (Libro del Orden de la Caballería), fue creada cuando:
“[…] Faltó en el mundo caridad, lealtad, justicia y verdad; comenzó enemistad, deslealtad, injuria y falsedad, y de ahí nació error y turbación en el pueblo de Dios, que fue creado para que los hombres amasen, conociesen, honrasen, sirviesen y temiesen a Dios. Al comenzar en el mundo el menosprecio de la justicia por disminución de la caridad, convino que justicia recobrase su honra por medio del temor; y por eso se partió todo el pueblo en grupos de mil, y de cada mil fue elegido y escogido un hombre más amable, más sabio, más leal y más fuerte, y con más noble espíritu, mayor instrucción y mejor crianza que todos los demás. Se buscó entre todas las bestias la más bella, la más veloz y capaz de soportar mayor trabajo, la más conveniente para servir al hombre. Y como el caballo es el animal más noble y más conveniente para servir al hombre, por eso fue escogido el caballo entre todos los animales y dado al hombre que fue escogido entre mil hombres; y por eso aquel hombre se llama caballero […]. Quien quiere, pues, entrar en la orden de caballería debe meditar y pensar en el noble principio de la caballería; y conviene que la nobleza de su corazón y su buena crianza concuerden y convengan con el principio de la caballería, pues, si no lo hace así, sería contrario a la orden de caballería y a sus principios”.
Hoy queremos dedicar esta entrada a una potentísima figura literaria, la Tirant lo Blanc, el ficticio personaje salido de la pluma de otro inquieto caballero, Joanot Martorell (1413-1468), que se publicó en Valencia y en valenciano años después de su muerte (1490) y se tradujo al castellano en 1511. Fue, como el Quijote nos demuestra fehacientemente, libro de cabecera de Cervantes: de hecho, lo salvaba de la quema que sufrirían en la obra los restantes libros de caballerías que habían conducido a la locura al ingenioso hidalgo, por ser “tesoro de contentos y mina de pasatiempos”.
Corriendo aventuras en Inglaterra o en Constantinopla, enamorándose de la hija del Emperador o combatiendo contra los otomanos, Tirante se nos muestra como un perfecto paradigma de caballero literario.
Obra Original en valenciano: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/tirant-lo-blanc–1/html/
Y como fondo para su lectura, les recomendamos encarecidamente el disco que dedicó, en 2011 -centenario de su impresión en castellano- el grupo valenciano Capella de Ministrers a la obra de Martorell:
Javier Martínez Santamaría
Associació Cultural Templers de Burjassot©®